Entre las intoxicaciones por inhalación de gases que se dan de manera más frecuente, aquella que involucra el monóxido de carbono es definitivamente una de las que más se repite debido a que tanto coches como calderas, chimeneas y algunos aparatos de calefacción producen este gas cuya fórmula química es CO. Ahora bien, la explicación de su peligro se encuentra básicamente en el hecho de que este gas una vez se incorpora en el organismo, se dedica a impedir que el oxígeno continúe circulando, de manera que el cuerpo colapsa por asfixia.
Motores de vehículos encendidos en lugares cerrados, tubos de ventilación bloqueados y electrodomésticos sin el respectivo mantenimiento dan lugar a estas fugas de gas.
La intoxicación por monóxido de carbono
Entre más prolongada sea la exposición al monóxido de carbono, más intensa será su manifestación en el cuerpo. Normalmente, se presentan síntomas como náuseas, vómitos, somnolencia, debilidad en los miembros inferiores y falta de aliento, en casos más graves puede darse la pérdida de la audición y la visión al igual que convulsiones y perdida de la conciencia.
Por lo anterior, los primeros auxilios para esta clase de intoxicación se componen de varias fases. Lo primero será sacar a la persona de la zona tóxica y luego dar aviso a emergencias, aunque puede variar según el estado del paciente, lo propio son las maniobras de reanimación cardiopulmonar que ayuden a restablecer el flujo de oxígeno.
De ese momento en adelante, la asistencia médica deberá encargarse de implementar un tratamiento para que el oxígeno pueda volver a circular.